lunes, 12 de octubre de 2009

CONSTRUYENDO UNA ESCUELA DE PADRES













Definir que es una "Escuela de padres", tendria muchos significados pero a su vez nos acerca a la idea de que es un espacio de reflexion, accion, diálogo, discusión, intercambio de experiencias que a través de un análisis guiado, permiten a los padres y madres apropiarse de herramientas para afrontar los retos de la paternidad, comprometiendose con el desarrollo integral de sus hijos.


Si bien estos espacios de encuentro tienen como propósitos contribuir al mejor ejercicio del rol paterno y materno, cada uno de ellos tiene la posibilidad de ofrecer y aportar elementos valiosos como resultado de su experiencia, aqui toda experiencia de vida familiar sirve, desde esta optica las escuelas de padres buscan estimular la participación activa de padres, madres y tutores en las instituciones educativas, en la educación de sus hijos, y en el esfuerzo por contrarrestar los problemas que se presentan en la familia y sociedad.
La escuela de padres y madres contribuye al encuentro y reflexión de manera colectiva sobre la tarea educativa que se realiza con los hijos. Sirve para reforzar el papel como educadores en la vida familiar y comunitaria.

Los objetivos basicos de una escuela de padres son:

  1. Propiciar momentos de reflexión en torno a situaciones de la vida cotidiana y dinámicas de funcionamiento del grupo familiar.
  2. Promover la comunicación entre los integrantes del núcleo familiar y con el entorno de la comunidad a fin de fortalecer los vínculos sociales.
  3. Estimular en padres y madres de familia el desarrollo de habilidades y actitudes que contribuyan al crecimiento integral de los hijos y del grupo familiar.
  4. Identificar oportunamente las situaciones problemáticas que se suscitan al interior del grupo familiar o en alguno de sus miembros.

Intentemos desde el sitio que nos toca participar ser sujetos activos de este trabajo mancomunado ya que el exito de este tipo de trabajo social no depende de una o dos personas si no de todos los que participan en ella

domingo, 11 de octubre de 2009

LA MEMORIA DE LOS BEBES


Si creemos que los bebés no tienen memoria porque nosotros no nos acordamos de cosas que sucedieron cuando éramos bebés, estamos equivocados; los bebés sí tienen memoria, sólo que es diferente a la memoria que se tiene en edad adulta.
Las células nerviosas que activan la memoria ya están desarrolladas antes de nacer (tercer trimestre de gestación). Desde recién nacidos los bebés pueden recordar, un ejemplo de ello es que reconocen la voz o los besos de mamá y familiares cercanos, pero como aún les falta desarrollar la conciencia del tiempo y contexto, no pueden catalogar sus recuerdos; así recordarán la voz o los besos de mamá pero no podrán determinar dónde y cuando la escucharon a esto se le memoria inconsciente y podrás confirmarlo cuando te acerques a tu bebé y él se ponga feliz porque llegará a él su memoria inconsciente.
Más adelante utilizamos el lenguaje para expresar nuestros recuerdos lo cual ayuda para adquirir una memoria de largo plazo que recordaremos siempre. Por lo pronto, los niños hasta que comiencen a hablar tendrán una memoria de corto plazo, aunque el suficiente como para que puedan desenvolverse aún no se tiene claro si tiene memoria consciente, pues los recién Nacidos manejan una memoria de reconocimiento, reaccionando ante olores, sonidos, cosas que ve. aún no tienen memoria de corto plazo, no podrá recordar algo que vio antes.
Con el pasar de los días y las semanas se establece una rutina del día a día, con ello verá cosas y personas recurrentes, con lo que comenzará a desarrollar la memoria a corto plazo.
asi tambien apareceran los recuerdos de relación causa-efecto: cuando nos ven armando el coche saben que vendrá un paseo al aire libre, si presionan un botón de su gimnasio saben que oirán música, comienzan a relacionar palabras con las cosas
A partir de los 12 meses los bebés pueden recordar mucho más: debido a que ya comienzan a tener ciertas habilidades de lenguaje: ya cuenta con una memoria explícita puede demostrarlo hablando y con sus actos.
Reconocer lugares recurrentes: la casa de los abuelos, los juegos del centro comercial, las clases de estimulación temprana, etc., y nos podremos dar cuenta de ello porque dirán alguna palabra para demostrárnoslo con el pasar del tiempo ya pueden recordar muchas palabras, ya cuentan con un vocabulario extenso (nombres de personas, objetos, colores, formas, algunas instrucciones, etc). Comienzan a recordar frases que escuchan decir a los demás y las utilizan para tratar de comunicarse.
Recuerdan las historias de los cuentos, saben como se desarrolla la historia y ya no podrás saltarte ni una sola página sin que se den cuenta.
Ya puede expresar sus sentimientos básicos, contar algo que le pasó.

por lo expuesto es importante indicar q el niño posee memoria antes de su nacimiento por lo cual es ilogico decir que el no tiene recuerdos al contrario la familia debe proveer los estimulos necesarios para que se realicen la mayor cantidad de conexiones cerebrales que preparen su cerebro y ello su memoria sea mas rica y poco a poco se convierta en una memoria a largo plazo

COMO SE DESARROLLA EL CEREBRO DE LOS BEBES






Nada se puede comparar a la capacidad y a la adaptabilidad asombrosa del cerebro humano.
El concepto de la plasticidad cerebral se basa en que los nervios pueden producir las nuevas conexiones nerviosas a través de un proceso llamado reorganización sináptica.
Las plasticidad neuronal se inicia desde el nacimiento embrionario y continúa hasta el día que morimos.
Un bebé recien nacido tiene normalmente cerca de 250.000 conexiones de los nervios disponibles, y mientras que el niño crece utiliza conexiones, pero muchas pueden dañarse por alguna razón lo que no les permite ser activadas correctamente.
La estimulación temprana mejora la plasticidad del cerebral


El pensamiento tradicional cree que hay límites a la capacidad de los cerebros y su plasticidad.


a pesar de su enorme complejidad, el cerebro de un bebé es el órgano menos formado en el momento de su nacimiento, ya que la estrechez del canal del parto limita en gran medida su volumen. Durante los próximos años, su cerebro crecerá de manera notoria, al igual que el resto de sus órganos, pero lo hará de una forma significativamente diferente. Así como los pulmones ya son capaces de llevar a cabo su misión desde el parto, y simplemente van aumentando su tamaño para obtener el oxígeno necesario para un cuerpo cada vez mayor, el cerebro no sólo crece físicamente, sino que también se transforma internamente.
Cuando un bebé nace, su cerebro es un enorme conjunto de neuronas, a la espera de formar la intrincada estructura cerebral que de adulto le permitirá hablar, leer, razonar y sentir todo tipo de emociones. Algunas de las neuronas ya tienen una misión específica y su funcionamiento ha sido activado por los genes para llevar a cabo las tareas básicas para la supervivencia fuera del vientre materno, como el respirar, llorar o succionar. Pero existen billones de neuronas que aún no han sido activadas y que tienen la potencialidad de formar parte de cualquier proceso cerebral futuro.
Tan o más importantes que las neuronas son las conexiones que entre ellas se establecen para formar los circuitos o redes neuronales. Si bien una neurona aislada realiza una misión simple, millones de ellas interconectadas entre sí son capaces de realizar las más complejas tareas. Es, por tanto, el conjunto de neuronas y sus conexiones lo que establece la auténtica potencialidad del cerebro humano.


Todos disponemos de terminaciones nerviosas de la cabeza a los pies, y se ha visto que funciones específicas, como el habla o el reconocimiento visual, se localizan en áreas bien definidas de nuestro cerebro. Es evidente que la genética marca esta configuración, pero serán los cientos de miles estímulos externos que recibirá un bebé en sus primeros años lo que acabará de perfilar sus circuitos cerebrales.


¿Alguna vez te has preguntado el motivo por el que los seres humanos dependemos de los padres durante tanto tiempo en comparación con el resto de animales? La razón básica estriba en nuestro cerebro, cuya maduración requiere mucho más tiempo que el de la mayoría de especies. Todos hemos visto imágenes de animales que a las pocas horas de nacer ya caminan al lado de sus madres sin aparente dificultad. Desde luego, la supervivencia de un ciervo resultaría muy difícil si éste no fuera capaz de seguir a su madre, que continuamente se está desplazando en busca de su alimento, y mas aun debera aprender rapidamente a correr para protegerse de algun depredador
Un bebé, sin embargo, tarda algo más de una año en empezar a caminar, por lo que su supervivencia depende en extremo de la protección de la madre. El caminar no es una habilidad innata que posea el bebé, sino que es el resultado de un aprendizaje. Un recién nacido sólo muestra un limitadísimo conjunto de capacidades si las comparamos con las que irá adquiriendo con el transcurso de los años. Y la mayoría de habilidades que posee están relacionadas con su supervivencia: succionar para poder alimentarse, llorar para atraer la atención de su madre, o cerrar las manos para intentar aferrarse a aquello que las toca.


Pero esta circunstancia que puede parecer en principio negativa conlleva, en realidad, una enorme ventaja: el bebé será capaz de adaptarse mucho mejor al entorno y a las circunstancias cambiantes que cualquier otro animal cuyo cerebro ya esté programado en el momento de nacer. Disponer de un cerebro moldeable es lo que ha permitido a la especie humana progresar y sobrevivir incluso ante las condiciones naturales más adversas.


para ello la estimulación temprana tiene por objetivo aprovechar esta capacidad de aprendizaje y adaptabilidad del cerebro en beneficio del bebé. Mediante diferentes ejercicios y juegos su intención es la de proporcionar una serie de estímulos repetitivos, de manera que se potencien aquellas funciones cerebrales que a la larga resultan de mayor interés. No sólo se trata de reforzar aspectos intelectuales, como su capacidad para la lectura o el cálculo matemático, sino que la estimulación temprana también contempla los aspectos físicos, sensoriales y sociales del desarrollo


Desde luego, la decisión de poner en práctica un plan de estimulación temprana es absolutamente personal. Pero debes tener en cuenta que la maleabilidad del cerebro decrece rápidamente con la edad. Así, el máximo desarrollo neuronal coincide con la etapa que va desde el nacimiento hasta los tres años de edad, para luego decrecer y prácticamente extinguirse a la edad de seis años. A partir de ese momento, las interconexiones neuronales del cerebro ya están establecidas y los mecanismos de aprendizaje se asemejan a los de un adulto.
Es cierto que un programa de estimulación puede resultar pesado y rutinario para los padres, ya que exige una cierta dedicación diaria. Pero, a pesar de que algunos autores pueda dudar de su efectividad, el tiempo invertido con tus hijos siempre resulta provechoso.